De los puentes y demás fiestas


No sé si a vosotros os pasa, lo mío es sistemático. Puente que llega, puente para el que planeo mil historias. Terminar no sé que trabajo, hacer no sé que práctica, quedar con amigos, salir… Suele entrar de todo menos dormir.
En realidad los planes pintan bien, porque te decides a hacer algo, lo planeas, y lo visualizas casi hecho.
Sin embargo, la realidad es otra. Ay amigos, cuanto tiempo hemos desperdiciado en los días festivos, en las vacaciones y en los puentes. Cuantas cosas se quedaron sin hacer, en el tintero. Cuántas líneas sin leer, versos sin escribir, juegos sin jugar y amigos sin disfrutar.

Creo que ya sé porqué ocurre esto: planificamos cosas, que se diluyen en el tiempo. No hay un plan tan estricto cómo nosotros pensamos. Un retraso en algo, te deshace todo el día. Nos desorientamos, y ya no hay forma de reenganchar.
Al final, te quedas con la imagen de :”pero si no he hecho nada..” O sí, por un casual has hecho la mitad de lo que pretendías, sueltas un: “bueno, no ha estado tan mal” bastante reconfortante.

Ante tal situación solo me planteo dos cuestiones: Planificamos mal las cosas? O realmente somos tan malos ejecutando planes?


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2 Conexiones

  1. Parece que me estoy leyendo a mi misma. Gran reflexión maestro ^^

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  2. ¿Y si de repente te tiene que extirpar el apéndice, que eh? :P

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