Ahora todos somos maestros culinarios

Cuanto daño han hecho los programas de cocina a los profesionales hosteleros. Bien es cierto que visto lo visto, aquí pone un "restaurante" todo el que tiene medios... y que desde luego, no todo el mundo tiene la mano que hace falta para encandilarnos como comensales.

El caso es que ahora, cada vez que doy un bocado en un restaurante me vuelvo un poco chicote. Lo paladeo, lo pruebo con la parte delantera de la lengua, con las papilas que captan el sabor dulce, etc etc. Ahí os dejo un mapa de la lengua que me parece bastante interesante.
Lo dicho, que pego un bocado, intento identificar sabores, separar texturas captar los matices que el cocinero ha querido darle... pero esto lo hago hasta en las hamburguesas del McDonalds... me he vuelto un sibarita algo estúpido. Y digo estúpido, porque ni en mis mejores sueños sería capaz de descifrar la mitad de ingredientes que lleva un plato, y mucho menos conseguir hacerlo mejor que alguno de esos chefs. 
El caso es que ahora todos somos capaces de juzgar la cocina de los restaurantes a los que vamos, y eso es culpa de los programas de cocina. Nos están educando, nos guste o no, estamos aprendiendo cosas con los MasterChef, TopChef y compañía, y eso es magnifico, pero imagino cuántos platos devueltos a cocina tiene que haber ahora que sabemos tanto de cocina.

Ponemos pegas, sacamos defectos, incluso se nos ocurren ideas de cómo mejorar esos platos que nos han preparado...somos más listos que el hambre, y eso es peligroso.

Ahí lo dejo, solo una reflexión, sin conclusión, para los que disfrutamos de la comida.



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